
Qué personaje tan curioso la reina de Inglaterra.
De ver la serie «The Crown» he sentido mucha más cercanía a su figura, que antes de verla. Incluso simpatía. Y eso que ella nunca fue una figura especialmente simpática.
Es extraña la sensación de que conoces a alguien o que conoces su vida, solo por verla toda tu vida en las revistas o en la tele. No la conoces de nada, la verdad es esa, pero pareciera que sí la conocieras.
Tengo varias reflexiones sobre ella.
Lo primero es que me parece una figura tremenda. Con un liderazgo increíble. Se ganó el respeto de su pueblo y del mundo entero, por su discreción y por su sentido del deber. Es cierto que ella es de otra época, pero incluso en su propia familia, ella es la excepción.
Es que se dice pronto, pero son 70 años de reinado, varias guerras, ha enterrado a tantos presidentes que siempre dio sensación de inmortal. Y la sensación que tengo es que pasaban los años y las personas y ella seguía allí, mostrando seguridad y estabilidad. Qué fortaleza mental y física tienes que tener para sostener a todo un país y traerlo desde el siglo pasado a este, en una sola pieza.
Y en la parte humana, que como todo el mundo, conozco muy poco, siempre la he visto o sentido como una persona muy sola. Esta cosa que tienen las personas que nacen o que se crían con una loza de responsabilidad en la espalda. Siempre he sentido que esas personas deben sentirse muy solas, nadie puede ponerse en sus zapatos, nadie puede sentir el peso o la presión de tener ese nivel de responsabilidad, sin haberlo elegido.
No creo que nadie pueda entender a alguien que nace dentro de una monarquía y que nace para reinar. Y el caso de ella es incluso más difícil de imaginar, porque ella no nació para reinar, solo era la sobrina del rey y así, de pronto, su padre se hace rey. E igualmente de imprevisto, su padre fallece y ella se hace reina, con solo 25 años.
Y yo estoy segura que lo fácil o lo que la mayoría piensa es «¿cómo va a ser difícil vivir en palacios y siendo reina?» O preguntas por el estilo, pero yo no lo veo de esa manera.
Habiendo nacido mujer, en una familia donde he podido ser libre de expresarme y de ser lo que quería ser, no consigo imaginar nacer sin libertad. Vivir sabiendo que no puedo decir nada e, incluso, no debo «sentir» nada. No está permitido. No puedo elegir nada. Todo es evaluado y aprobado por alguien externo. Tener que ver a mis hijos con sus vidas y crisis particulares, ver cómo los despellejan (con razón o sin) y tener que mantenerme callada. No. Es inconcebible en mi cabeza. Eso hace que vea esos palacios como lugares oscuros y fríos y quizás lo sean, quién lo sabe. Y por todo eso siempre la recordaré con simpatía.
Aunque no la conocí, siento tristeza porque ya no esté entre nosotros y acompaño de corazón a todas aquellas personas que sientan también su pérdida.
Y con esto me despido, gracias por estar conmigo hasta aquí y Dios salve a la Reina siempre.
Te quiero, gracias.
Laura