¡Eso es que tienes un mensaje!
Y esto es verídico. Por experiencia propia te lo digo.
La cosa empieza en 2016, año en el que estaba estudiando tarot. Pasé semanas despertándome a las 3:00 de la mañana. Cada día era como el día de la marmota, me despertaba, miraba el reloj, 3:00 am. Y esto es muy curioso, porque no me despertaba a las 2:57, era a las 3:00. Siempre a las 3:00.
Esto me traía por el camino de la amargura, porque yo soy luna en Géminis, ¿y eso qué tiene que ver? Que yo pienso, luego existo. Malísimo a la hora de dormir, claro, porque no soy como mucha gente en el mundo, que se despierta y pone la cabeza en la almohada y sigue durmiendo. Yo no. A mí se me enciende el cerebro y verás tú quién lo apaga. En ocasiones conseguía dormir y, en otras, me costaba la vida misma. Bueno, agotada todo el tiempo, hasta que ya no pude más. Recuerdo la sensación de hartazgo y desesperación de cansancio que tenía.
Hablando de esto en clase con Mónica, mi profe, nos entró la curiosidad de por qué podía estar ocurriendo esto. Buscamos información en todas partes y llegamos a la conclusión de que era la glándula pineal que se activaba a esta hora, que eso era que tenía un mensaje de los de arriba y que lo mejor que podía hacer era preguntarles directamente.
Eso me cayó como una mezcla entre jarro de agua fría y luz celestial. A partes iguales. ¿Cómo? ¿Qué? ¿Tú me estás diciendo que yo estoy así de agotada, con semanas sin dormir, porque ellos me quieren decir algo? ¿Y por qué no me envían un correo electrónico, como todo el mundo y aquí paz y después gloria? Quiero decir, me hubiera conformado con unas señales de humo, unos avisos en la calle, lo que sea. Ja-ja-ja.
Bueno, si así se va a solucionar esto, entonces, hoy mismo les pregunto. Y eso hice. Me fui a dormir, como cada día, sin pensar en si me despertarían o no. Solo que ya había decidido e integrado que si me despertaban, les preguntaría.
Esa misma noche, 3:00 am, abro los ojos, claro. Bueno, a una gente que no duerme no le puedes pedir amabilidad, evolución espiritual, ecuanimidad, ya te lo digo yo. Abrí los ojos, miré hacia arriba (hacia el techo de mi cuarto) y les dije con voz firme (mentalmente, que si es con la voz sonora les habría gritado, jajaja): «¡Dímelo ya, que ya no aguanto más! ¡Dímelo y déjame dormir, no me vuelvas a despertar!»
Menos mal que esa gente (los de arriba) nos conocen y saben lo que tenemos en nuestros corazones, porque más borde (antipática y tajante) no pude ser, jajaja. Pero ellos ni caso, inmediatamente vi la imagen clarísima de mi canal de YouTube, me vi haciendo vídeos con contenido espiritual y además vi el Instagram con contenido de ese tipo. Lo vi todo con muchísima claridad.
Tengo que hacer un inciso aquí. Es verdad que yo vi todo muy claro, pero he de decir que yo estaba estudiando tarot, yo estaba entrenando mi capacidad de percibir imágenes y sensaciones, porque eso es lo que aprendemos con Mónica en @khrysalida. No aprendemos el significado de las cartas, aprendemos a sentirlas y a comunicarnos con ellas. ¿Eso significa que tú lo vas a ver así de claro como yo? Quizás no. Pero el camino es ese, preguntar y abrirnos a sentir. El mensaje llegará de la forma que sea adecuada para ti. Y esto es lo más importante. ¿Que no sientes nada? No te preocupes, déjale eso a ellos, ya se encargarán del tema, ni lo dudes.
Sigo con el relato. Lo vi todo muy claro y les dije a continuación: «¿Ah, sí? ¿Eso es lo que quieren de mí? ¡Pues, concedido! Pero, oye, ya está bien, ¡déjenme dormir!» Y con la misma me giré y seguí durmiendo, con calma y paz en mi corazón.
Esas imágenes, esas sensaciones, esas certezas siguen dentro de mí tal cual como las percibí esa noche. Por eso no tuve necesidad de apuntarme nada. Eso estaba hecho dentro de mí.
Pero, luego, claro, llegó la vida. El día a día. El trabajo que no para. -Inciso: yo no era terapeuta en ese momento, me estaba formando. Trabajaba de traductora, como sigo trabajando hoy día como mi segundo trabajo, que en ese momento era el único-. Y no hice nada por abrir el canal, ni el Instagram.
Pero eso estuvo dentro de mí siempre, era una decisión tomada. Y si tú no haces caso, ellos te mandan las oportunidades para que lo hagas. En mi caso, me detuvieron el trabajo de traducción. Todo un mes y no me enviaron nada para traducir. Eso podía ser el caos absoluto, porque yo cobro solo si trabajo. Y en ese momento yo vivía sola con mi hijo y pagaba todos mis gastos sola. Y, ¿sabes qué? Nunca me faltó dinero, tenía ángeles que me ayudaron todo el tiempo.
Como te estoy contando, pude haberme hundido. Y, ¿qué fue lo que hice? Usé ese tiempo «libre» que me estaban dando (a la fuerza, tú me entiendes) para crear el canal y el Instagram. Empecé a crear vídeos desde la tranquilidad de que tenía tiempo, de que podía dedicarme. Fue un mes difícil (por el lado terrenal), pero muy satisfactorio (por el otro lado, el espiritual).
Así que todo tiene su momento. Todo tiene su tiempo. Si no les haces caso, verás que harán que se pare el tiempo si hace falta, para que cojas consejo y sigas el camino de tu alma.
Yo les estoy muy agradecida por eso. Hoy soy otra persona. Hoy estoy aquí contigo. Mucho más feliz, más llena y además con unos vecinos que me dan la vida y me dan razones para levantarme por las mañanas y crear nuevas historias que contar. Estas ventanas al mundo se han ampliado y de ellas podemos hablar otro día.
¿Te he dicho hoy que te quiero? ¿Noooo? Pues, mira, te quiero. Y te doy las gracias, desde el fondo de mi corazón, por estar aquí conmigo.
Hasta la próxima.