La vida está llena de desafíos, ¿no?
A veces parece que todo es demasiado grande. Que te sobrepasa.
«¡Qué difícil es la vida!» ¿Cuántas veces no hemos pensado eso? Tantas, que no podemos contarlas con las manos.
Y, como muchas cosas que nos hemos creído, esto no es cierto.
La vida no es difícil, ni nos sobrepasa. Somos capaces de tantas cosas. Somos tan fuertes, tan resistentes, tan inteligentes… que cada uno de los desafíos los podemos superar.
Y esto no es algo que una «happy flower», como yo, se ha inventado. Esto es una verdad, como una catedral. Y si no me crees, echa para atrás en tu vida. Lo has superado todo.
¿Ha sido fácil? Posiblemente, no. ¿Lo has pasado bien en el proceso? Posiblemente, no. Pero, aún así, lo has superado, lo has conseguido. Y eso es porque tú puedes.
Esta semana le decía a una de mis pacientes. «Todo está en tu mente». Suena mal, pero tiene sentido y lo voy a explicar.
Es como la mente del corredor. Quien haya corrido, como deporte, sabe que la mente es la que hay que entrenar cuando salimos a correr, no las piernas. Si superas el primer kilómetro, los siguientes son fáciles. ¿Es porque las piernas te dejan? No. Es porque en el primer kilómetro surgen todos los problemas en la cabeza: «me duele aquí», «me pica allá», «hace calor», «esto es muy empinado», «estos zapatos me molestan», «me muero». Es el saboteo mental. Si sigues corriendo, omitiendo todos estos pensamientos, llegas al primer kilómetro y las endorfinas ayudan a que la mente te deje tranquilo. Y lo siguiente es que vas en bajada.
Esa es una analogía de lo que pasa cuando nos enfrentamos a un desafío. Nuestra cabecita nos sabotea. Nuestra conversación interna se vuelve negativa y derrotista… y la vida se vuelve dura, difícil y abrumadora.
Lo que quiero transmitirte es que tú puedes. No tengas miedo a buscar dentro de ti. Mejorando tú, se contagian todos a tu alrededor. Aunque parezca increíble, es un efecto casi mágico y tiene que ver con tu vibración… pero de eso podemos hablar otro día.
Si ahora estás en ese momento de guerra mental, de realidad abrumadora, yo te abrazo. Estoy contigo. No estás solo/a. Y, ten por seguro, que todo va a estar bien.
¡Ánimo! Y si necesitas ayuda, estoy aquí contigo, como siempre.
Un abrazo,
Laura